Arin Murphy-Hiscock

La Voz que me Devolvió a la Naturaleza

Recuerdo esa tarde lluviosa de 2020 en Berlín como si hubiera sido ayer. Estaba en el mercadillo de Friedrichshain, buscando algo que ni siquiera sabía nombrar, cuando encontré su baraja entre las manos de una mujer balinesa que ofrecía intercambios. Yo había llevado unos cuantos libros de diseño editorial que ya no me servían, y ella tenía esta caja verde esmeralda que parecía brillar con luz propia a pesar del cielo gris.

No fue casualidad. El universo tiene su forma de poner en nuestro camino exactamente lo que necesitamos cuando estamos listos para recibirlo. Y yo estaba lista, aunque no lo supiera todavía.

Ese año había sido un sabático forzado por la pandemia, y me encontraba en un limbo existencial. Había abandonado mi blog «Cartas al Alma» meses atrás, sintiendo que mis palabras sonaban huecas. Necesitaba algo que me reconectara con lo auténtico, con lo que late debajo de todas las capas de pretensión espiritual que a veces acumulamos sin darnos cuenta.

Cuando las Raíces Hablan Más Alto que las Palabras

Arin Murphy-Hiscock es suma sacerdotisa wiccana de tercer grado del Clan de la Selva Negra, ligada a tradiciones celtas, druidas y germánicas. Pero antes que cualquier título—y esto es lo que me cautivó desde el principio—es una mujer que entiende algo fundamental: la magia no es un acto forzado ni lejano, sino parte natural de la vida cotidiana que «crece de la vida diaria», como ella misma dice.

Radicada en Montreal, lleva más de veinte años tejiendo puentes entre la sabiduría ancestral y nuestra necesidad moderna de reconexión. Su visión del mundo está arraigada en la naturaleza: define la brujería verde como «un camino de sanación, equilibrio y armonía» basado en la energía natural.

Cuando leo esto, cuando sostengo sus cartas entre mis manos mientras el sol de Barcelona entra por mi ventana, entiendo por qué resonó tan profundo en mí. Después de años diseñando interfaces digitales, después de la frialdad del código y las pantallas, necesitaba volver a tocar la tierra, aunque fuera simbólicamente. Necesitaba recordar que antes de ser diseñadora, había sido una niña que jugaba en los parques de Barcelona, que recogía hojas y creía que las flores tenían secretos.

Lo que hace especial a Arin es su insistencia en la responsabilidad personal. No te pide que sigas dogmas ciegos ni que te sometas a jerarquías. Te anima a confiar en tu intuición propia, a tejer rituales sencillos en el hogar y el entorno inmediato. En un mundo lleno de gurús y maestros que exigen sumisión intelectual o espiritual, Arin ofrece algo radicalmente diferente: tu propia autoridad interior.

Eso fue exactamente lo que necesitaba escuchar. Llevaba años sintiendo que mi espiritualidad ecléctica—mi mezcla de astrología, ciclos lunares, arquetipos femeninos y yoga—era de alguna manera «menos válida» que los caminos más estructurados. Arin me recordó que la validez viene de la autenticidad, no de la complejidad o la ortodoxia.

El Jardín Secreto de sus Enseñanzas

Antes de crear sus barajas, Arin ya había sembrado su sabiduría en numerosos libros. La bruja verde, La bruja en casa, Hechizos de protección, El grimorio de la bruja verde… cada título es una invitación a integrar la magia en lo cotidiano, a usar la intuición sin rigidez.

No he leído todos sus libros—confieso que llegué a ella primero a través de las cartas—pero los que he explorado comparten una cualidad preciosa: son accesibles sin ser simplistas. Hablan con claridad sin perder profundidad. Y sobre todo, están escritos desde la experiencia vivida, no desde la teoría pura.

Sus conceptos se reflejan directamente en sus barajas oráculo. Por ejemplo, su Oráculo de la Bruja Verde evoca el poder de la Madre Tierra y las plantas sagradas que ella promueve en sus textos. El Oráculo del Significado de las Aves transmite la idea de las aves como mensajeras espirituales, un concepto que desarrolla extensamente en su trabajo escrito.

Arin Murphy-Hiscock - Historia

En conjunto, sus naipes son extensiones prácticas de sus libros, herramientas simbólicas que hacen que la magia resulte accesible y reconfortante para cualquier mujer espiritual. No necesitas ser iniciada. No necesitas pertenecer a un coven. Solo necesitas estar dispuesta a escuchar.

Y es que Arin no te pide que sigas dogmas. Te anima a confiar en tu propia voz interior. Eso fue lo primero que me cautivó: su respeto por la responsabilidad personal, por el camino único de cada una. En un momento en que tantas voces en el mundo espiritual te dicen «hazlo así o no funcionará», Arin dice: «Esto es lo que yo hago, pero tú encontrarás tu propio camino».

Las Barajas: Cuando el Papel Se Vuelve Raíz

La Bruja Verde. El Oráculo: Mi Primera Puerta

Arin Murphy-Hiscock - Oráculo de la Bruja Verde

Esta baraja de 50 cartas inspiradas en la brujería verde invoca la energía de la Tierra y las plantas sagradas. Publicada en español por Arkano Books en 2024 (aunque la edición estadounidense es de finales de 2023), fue la primera que tuve, la que llegó en ese intercambio en Berlín.

Según la editorial, estas cartas «conectarán con la sabiduría de la naturaleza y el asombroso reino de la brujería verde», ofreciendo una visión profunda con símbolos botánicos, hierbas y criaturas místicas. Y no mienten. Cada carta—desde la Caldera del cambio hasta la Tierra de paz, pasando por la Menta de claridad—canaliza elementos naturales para guiar la práctica espiritual diaria.

Me acuerdo de una madrugada en particular, pocas semanas después de haber traído la baraja a mi diminuto apartamento berlinés. No podía dormir. La ansiedad me tenía despierta, dándole vueltas a todas las decisiones que había tomado: dejar la estabilidad de la editorial, volver a Barcelona, reinventarme otra vez.

Saqué las cartas en la oscuridad, con solo la luz de una vela que proyectaba sombras danzantes en las paredes. Hice mi pregunta: «¿Cuál es el mensaje para mí hoy?» Tres cartas cayeron. Y entonces ocurrió algo que todavía me hace sonreír: mi gato, ese peludo conspiranoico, se sentó justo sobre una de ellas, como si supiera algo que yo aún no podía ver.

Era la carta de la Tierra. Cuando finalmente lo convencí de moverse, leí el mensaje. Me hablaba de paz, de estabilidad, de confiar en los ciclos naturales. Respira hondo, me dije. Y entendí que necesitaba dejar de resistirme, que era momento de aceptar mi ritmo natural, no el que me imponían las pantallas y las entregas, no el que dictaba la cultura del hustle que tanto me había dañado en mis años de startup.

Las ilustraciones de esta baraja son delicadas, casi susurradas. Acuarelas que parecen respirar. Los tonos verdes y dorados que tanto amo, sin estridencias, sin el gore o lo industrial que rechazo instintivamente. Cada vez que las barajo, siento que estoy entrando en un jardín secreto donde las hierbas tienen memoria y las flores guardan secretos ancestrales.

Lo que más me gusta de esta baraja es cómo hace tangible lo intangible. La Caldera no es solo un símbolo del cambio; es el recipiente donde se transforma la materia misma de nuestra vida. La Menta no es solo una hierba; es la claridad mental que necesitamos cuando el mundo se vuelve demasiado ruidoso. Cada carta me recuerda que puedo trabajar con lo que la tierra me ofrece, que no necesito cristales importados de lugares lejanos o instrumentos elaborados. Un ramillete de menta del mercado, una piedra del parque, agua de lluvia recogida en un frasco: eso es suficiente.

Oráculo del Significado Espiritual de las Aves: Mensajeras del Cielo

Esta baraja de 50 cartas presenta aves comunes como mensajeras espirituales, desde el arrendajo azul hasta la gaviota. Publicada en mayo de 2025, ofrece «sabiduría de nuestros amigos emplumados», invitando a interpretar las señales del cielo en la vida diaria.

Cuando la descubrí, ya estaba de vuelta en Barcelona, instalándome en mi nueva vida como freelance. Y me pareció perfecto. Las gaviotas del Mediterráneo tienen otro mensaje que las aves de Berlín. Los gorriones de las Ramblas hablan un idioma diferente al de los cuervos germánicos.

Arin entiende eso: que los mensajeros vienen en todos los idiomas, en todas las formas. No necesitas ver un águila majestuosa para recibir un mensaje del universo. A veces, el gorrión que se posa en tu ventana mientras tomas café tiene exactamente lo que necesitas escuchar.

Incluye un folleto con instrucciones para usar las cartas y profundizar la práctica, lo cual aprecio enormemente. No asume que ya sabes cómo trabajar con oráculos de aves. Te guía, te acompaña, te enseña a prestar atención de nuevas maneras.

He usado esta baraja especialmente cuando me siento desconectada del mundo exterior, cuando paso demasiado tiempo en mi estudio diseñando. Me recuerda que debo levantar la vista, que debo caminar, que debo observar. Las aves siempre han estado ahí, llevando mensajes entre el cielo y la tierra, pero nosotras hemos olvidado cómo escucharlas.

Una de mis tiradas favoritas con esta baraja ocurrió hace unos meses. Estaba considerando si aceptar un proyecto grande que me daría estabilidad económica pero me alejaría de mi trabajo personal. Saqué una carta: la gaviota. Las gaviotas son adaptables, oportunistas, sobrevivientes. Pero también son libres, vuelan entre el mar y la tierra sin pertenecer del todo a ninguno de los dos mundos.

Entendí el mensaje. Podía aceptar el proyecto sin venderme por completo. Podía ser pragmática sin dejar de ser yo misma. Programé mi retiro de fin de semana en la montaña de todas formas, me aseguré de mantener mi práctica matutina de yoga y lectura de cartas. El dinero llegó, pero mi alma no se fue con él.

Baraja de Herbolaria Mágica de la Bruja Verde: El Grimorio Vivo

La más reciente, programada para septiembre de 2025, diseñada para «desbloquear los antiguos secretos de la magia herbaria» y «potenciar tus hechizos, rituales y la conexión con la naturaleza». Esta baraja es para quienes, como yo, coleccionamos plantas en el balcón y creemos que el romero tiene algo que decirnos por las mañanas.

Aún no la tengo en mis manos—saldrá en unos meses—pero ya la estoy esperando como quien espera la llegada de una amiga querida. Sé que será una extensión natural de La Bruja Verde, pero con un enfoque aún más específico en las propiedades mágicas de las hierbas.

Mi fascinación por la herbolaria mediterránea comenzó cuando volví a Barcelona. Empecé a cultivar romero, tomillo, lavanda, albahaca en mi pequeño balcón. Cada mañana, antes de sentarme a diseñar o a hacer mis lecturas de oráculo, salgo a tocarlas, a olerlas, a hablarles. Mis amigas se ríen—cariñosamente—de mi jardincito, pero yo sé que esas plantas son mis maestras tanto como cualquier libro o curso.

Esta baraja promete ser un puente entre el conocimiento ancestral de las plantas y su aplicación práctica en nuestra vida cotidiana. Cartas que sirven como guías de energía verde para enriquecer la práctica espiritual diaria, para recordarnos que la magia herbaria no es algo del pasado sino una sabiduría viva, pulsante, disponible.

El Lenguaje Visual de sus Cartas: Botánica que Respira

Hay algo en el estilo de Arin que me habla directamente al alma. Las ilustraciones son botánicas, sanadoras, nunca abrumadoras. Paletas suaves, verdes profundos, dorados tenues, toques de tierra y cielo. Es como si cada carta hubiera sido pintada con agua de manantial y luz de luna.

No hay artificio. No hay exceso. Solo la belleza necesaria para recordarnos que la magia vive en lo simple: en una hoja, en una pluma, en el cambio de las estaciones, en el ciclo de la luna, en el rocío de la mañana.

El estilo visual es botánico y sanador, con cartas que funcionan como portales a un mundo donde la naturaleza no es un recurso a explotar sino una maestra a escuchar. Esto no es accidental. Arin ha desarrollado este lenguaje visual a lo largo de su trayectoria, refinándolo con cada baraja.

Cuando comparo sus cartas con otras de mi colección de aproximadamente 60 barajas, noto algo distintivo: sus imágenes no te gritan, te susurran. No te abruman con simbolismo complejo o referencias esotéricas que necesitas un manual de 300 páginas para descifrar. Te invitan. Te abrazan. Te dicen: «Ven, siéntate aquí conmigo, dejemos que la tierra nos hable».

Esto se alinea perfectamente con mi gusto personal por las acuarelas botánicas, las paletas suaves, los toques dorados. Rechazo visceralmente el gore o lo industrial en las barajas. Necesito belleza, pero belleza que respire, que tenga espacio, que no esté sobrecargada. Las cartas de Arin entienden esto.

Por Qué Importa en Nuestra Comunidad

En un mundo donde las barajas a veces se vuelven demasiado conceptuales o esotéricas, Arin nos devuelve a lo esencial. Sus enseñanzas cobran vida en imágenes místicas de plantas, animales y elementos, validando una forma de sabiduría accesible y confiable para quienes buscan crecer espiritualmente sin necesidad de iniciaciones secretas o conocimientos arcanos.

Y eso es lo que necesitamos muchas de nosotras: recordar que no hace falta ser iniciada en círculos cerrados para conectar con lo sagrado. Que la magia está en nuestras cocinas, en nuestros jardines, en la forma en que respiramos cuando necesitamos centrarnos, en el té que preparamos con intención, en el paseo por el parque donde realmente prestamos atención a los árboles.

Arin valida la espiritualidad cotidiana, la que no necesita elaborados rituales de luna llena con túnicas especiales y herramientas consagradas durante años. La que puedes practicar en pijama, con una vela del supermercado y un manojo de hierbas del mercado local. La que reconoce que una madre trabajando sola no tiene tiempo para rituales de tres horas, pero sí puede susurrar una intención mientras prepara el desayuno.

Esto es especialmente importante para mujeres como yo—y como muchas de las que nos leen—que estamos navegando vidas complejas. Somos diseñadoras, profesoras de yoga, trabajadoras freelance haciendo malabares con múltiples proyectos. Vivimos en ciudades, no en bosques encantados. Nuestras vidas son una mezcla constante de lo mundano y lo sagrado, y necesitamos una espiritualidad que honre esa realidad.

Lo que Hace Única a Arin (y Por Qué Importa)

A diferencia de otras creadoras que se enfocan en lo abstracto o lo cósmico, Arin ancla su sabiduría en la tierra. Literalmente. Donde otras hablan de dimensiones superiores y planos astrales, ella te invita a tocar musgo. Donde otras invocan deidades lejanas y fuerzas cósmicas incomprensibles, ella te recuerda que el árbol de tu calle también es sabio, que la paloma que ves todos los días en tu camino al trabajo puede ser mensajera.

Su enfoque es maternal sin ser condescendiente. Práctico sin perder lo místico. Y eso, para mí, es oro puro. Me recuerda a las abuelas que guardaban remedios de plantas, que sabían cuándo sembrar según la luna, que curaban con tés y palabras susurradas. Esa sabiduría que casi perdimos en nuestra carrera hacia la modernidad.

Cuando comparo a Arin con otras autoras de mi colección, veo que ella ocupa un espacio único. No es tan etérea como algunas voces del oráculo angelical. No es tan académica como las autoras que se enfocan en la reconstrucción histórica de tradiciones antiguas. No es tan new age como quienes mezclan de todo sin discernimiento.

Arin está firmemente plantada en la tradición de la brujería verde, con raíces profundas en prácticas celtas, druidas y germánicas, pero presentada de una manera que no requiere que abandones tu vida moderna o que te conviertas en alguien que no eres. Puedes ser una mujer urbana del siglo XXI y aún así practicar la brujería verde. Puedes tener un iPhone y también hablar con las plantas.

¿Qué Baraja Elegir si Es la Primera Vez?

Si estás empezando con Arin, La Bruja Verde. El Oráculo es tu puerta de entrada. Es accesible, directa, reconfortante. Te toma de la mano sin soltarte hasta que te sientes lista para caminar sola. Las 50 cartas cubren un espectro amplio de temas y energías, desde el cambio transformador hasta la paz profunda, pasando por la claridad mental y la conexión espiritual.

Esta baraja es perfecta si te sientes atraída por las plantas, si alguna vez has sentido que la naturaleza tiene algo que decirte pero no sabes cómo escuchar. Es ideal para principiantes porque cada carta es intuitiva; no necesitas memorizar significados complejos. Las imágenes hablan por sí mismas.

Si ya tienes experiencia con oráculos y buscas profundizar, el Oráculo del Significado Espiritual de las Aves te abrirá nuevas formas de interpretar los mensajes del universo. Esta baraja es excelente para quienes disfrutan de las caminatas, de observar el cielo, de prestar atención a los detalles del mundo natural. Te enseña a ver lo que siempre ha estado ahí pero que habías dejado de notar.

Y si, como yo, tienes un amor profundo por las plantas y la herbolaria, la Baraja de Herbolaria Mágica (cuando salga) será tu compañera perfecta para rituales de sanación y conexión con la naturaleza. Será especialmente valiosa si cultivas tus propias hierbas o si te interesa la magia verde más específicamente enfocada en las propiedades de las plantas.

Para lectoras experimentadas que buscan expandir su práctica, recomendaría comenzar con el Oráculo de las Aves. Ofrece una perspectiva diferente y complementa maravillosamente otras barajas centradas en plantas o elementos. Y para momentos específicos: La Bruja Verde es perfecta para momentos de transición, cuando necesitas arraigarte; el Oráculo de las Aves es ideal para momentos de búsqueda de dirección o cuando necesitas una perspectiva más amplia.

Mi Experiencia Personal: Cuando Arin Llegó en el Momento Exacto

Arin Murphy-Hiscock - Oráculos

Cuando llegué a sus cartas en 2020, yo estaba en un momento de búsqueda profunda. Había dejado atrás la startup y sus promesas vacías de «cambiar el mundo» mientras me explotaban laboralmente. Había vivido el burnout que me hizo huir a Berlín en 2016. Había atravesado la pandemia en soledad en un país extranjero. Y en 2021, antes de mudarme a Florencia, había vivido un aborto que me partió el alma de formas que todavía estoy procesando.

Necesitaba reencontrarme con algo que sintiera real, no fabricado. Algo que no fuera otra versión de la cultura del hustle disfrazada de espiritualidad. Algo que no me prometiera manifestar abundancia si solo pensaba positivo suficientemente fuerte, ignorando las realidades económicas y sociales que nos oprimen.

Arin me recordó que lo real está en lo simple. Que no hace falta complicar la espiritualidad para que sea profunda. Que escuchar a una planta puede ser tan revelador como consultar un oráculo ancestral. Que mis ciclos—mi endometriosis leve, mi ansiedad ocasional, mis altibajos emocionales—no son obstáculos para mi práctica espiritual sino parte integral de ella.

La veo como una maestra que me enseñó a confiar en mi intuición verde, esa parte de mí que siempre supo que la cerámica, el senderismo, la herbolaria mediterránea eran formas de magia tanto como cualquier ritual elaborado. Mis hobbies no eran distracciones de mi «verdadera práctica espiritual»; eran la práctica misma.

Recuerdo una tirada particularmente poderosa de hace un año. Estaba considerando si seguir adelante con mi proyecto de crear mi propia baraja ilustrada—uno de mis sueños a medio plazo. Tenía miedo. Miedo de no ser lo suficientemente buena, de que mi trabajo no importara, de exponer algo tan personal al juicio del mundo.

Saqué tres cartas del Oráculo de la Bruja Verde: El Amanecer (19), El Jaguar (8), La Flor (60). El mensaje fue claro: era el amanecer de algo nuevo, necesitaba la valentía del jaguar para avanzar, y eventualmente florecería. Me indicó que debía escuchar mis sueños, no mis miedos.

Programé un retiro de fin de semana para trabajar en los primeros bocetos. Y aunque mi baraja aún no está terminada—estas cosas llevan su tiempo—estoy en el camino. Las cartas de Arin me dieron el empujón que necesitaba para creer que mi voz también importa, que mi visión también merece existencia.

A Quién Están Destinadas Estas Cartas (Y a Quién No)

Las barajas de Arin conectan profundamente con jóvenes artistas que buscan guía espiritual sin dogmatismo. Con mujeres en transición que necesitan arraigarse mientras navegan cambios. Con cualquiera que sienta que la conexión con la naturaleza es esencial para su bienestar espiritual y emocional.

Son perfectas para quienes desean una espiritualidad con raíces, no solo con alas. Para quienes necesitan magia que puedan practicar en su balcón urbano, no solo en bosques sagrados. Para quienes buscan expandir su creatividad a través de una práctica espiritual integrada con su vida diaria.

Pero no son para todos, y eso está completamente bien. Si te incomodan las referencias a lo místico o lo naturalista, si prefieres sistemas más estructurados con jerarquías claras y reglas específicas, si buscas algo más ceremonial o académico, las barajas de Arin probablemente no resonarán contigo.

Tampoco son ideales para quienes buscan respuestas binarias o predicciones concretas del futuro. Arin te ofrece guía, perspectiva, conexión—no certezas absolutas. Sus cartas son espejos, no respuestas pregrabadas.

Y si tu práctica espiritual requiere complejidad, capas de simbolismo que desentrañar durante años, sistemas de correspondencias elaborados, las cartas de Arin te parecerán demasiado directas, demasiado simples. Para algunas practicantes, esa simplicidad es debilidad. Para mí, es fortaleza.

Cómo Ha Evolucionado Mi Relación con Su Trabajo

Al principio, cuando descubrí La Bruja Verde en 2020, la veía casi como un juego. Una forma bonita de conectar con algo más grande que yo, pero sin tomármelo demasiado en serio. Era una herramienta más en mi búsqueda espiritual ecléctica, junto con mis apps de astrología y mis clases de yoga online.

Ahora, después de cinco años, la respeto profundamente. He visto cómo sus mensajes se han manifestado en mi vida de formas que no puedo atribuir a la coincidencia. He experimentado la transformación que viene de realmente escuchar lo que las cartas—y a través de ellas, la naturaleza—tienen que decir.

Mi práctica ha evolucionado. Antes hacía tiradas esporádicas cuando me sentía perdida. Ahora hago mi lectura personal diaria al amanecer, un ritual que estructura mi día tanto como mi práctica de yoga. También he comenzado a ofrecer lecturas pagadas—solo una o dos al mes, para amigas cercanas o conocidas que resuenan con mi enfoque—usando principalmente las barajas de Arin.

He empezado a escribir una frase propia para cada carta, basándome en mi experiencia personal con ella. Es mi forma de hacer mía la baraja, de crear un diálogo entre la sabiduría de Arin y mi propia intuición desarrollada. Esas frases viven en un cuaderno que guardo junto a mis cartas, y consulto cuando necesito recordar insights anteriores.

Uso sus cartas cada cambio de estación, marcando los giros del año con tiradas especiales que me ayudan a alinearme con los ciclos naturales. En un mundo que insiste en la productividad constante, en la misma energía durante todo el año, las cartas de Arin me recuerdan que es natural tener épocas de crecimiento vigoroso y épocas de descanso profundo.

Un Mensaje para Quien Llegue Hasta Aquí

Si has leído hasta este punto, es porque algo en ti reconoce la llamada. Escucha tu corazón antes de decidir. Las barajas de Arin no son para todas, y eso está bien. Son para quienes sienten que la naturaleza habla, para quienes quieren una espiritualidad con raíces, no solo con alas. Para quienes están cansadas de promesas vacías y buscan algo que se sienta verdadero, incluso si es más simple de lo que esperaban.

Respira hondo. Cierra los ojos por un momento. Imagina que sostienes una carta entre tus manos. Sientes la textura del papel, ves los verdes y dorados, percibes el olor sutil de la tinta. ¿Qué sientes?

Si es algo parecido a lo que yo sentí esa tarde lluviosa en Berlín—como si hubieras encontrado un pedazo de casa que no sabías que faltaba, como si alguien finalmente hablara tu idioma—entonces Arin Murphy-Hiscock es para ti.

Y si no, también está bien. Cada quien tiene su oráculo, su maestra, su camino. El mío, durante años, ha sido el suyo. Y la gratitud que siento es inmensa.

A menudo pienso qué le diría si la viera en persona. Creo que le agradecería por validar la simplicidad. Por recordarme que no tengo que ser extraordinaria para ser suficiente. Por enseñarme que la magia vive en el romero que riego cada mañana, en las gaviotas que observo desde mi balcón, en la cerámica que hago con mis manos, en las caminatas por la montaña donde recojo hojas y piedras como si fueran tesoros.

Le agradecería por crear barajas que son como ella: maternales sin ser condescendientes, sabias sin ser pretenciosas, bellas sin ser artificiales. Por mantener vivo algo que casi perdemos en nuestra carrera hacia la modernidad.

Y probablemente le preguntaría: ¿Cómo mantiene la conexión viva cuando el mundo moderno insiste en separarnos de la naturaleza? ¿Cómo sigue encontrando magia en lo cotidiano después de tantos años? ¿Qué le dicen las plantas ahora que no le decían hace veinte años?

Pero sobre todo, creo que le agradecería en silencio. Porque algunas deudas de gratitud son demasiado profundas para las palabras. Solo puedo honrarlas viviendo lo que aprendí, pasando la sabiduría adelante, regando mis plantas, observando las aves, y recordando cada día que soy parte de algo más grande que yo misma.

Para quién es perfecta: Mujeres de alrededor de 30 años buscándose a sí mismas, artistas sensibles que necesitan anclar su creatividad, cualquiera en transición vital que necesita arraigarse, quienes sienten que la magia debe ser simple, bella y accesible, practicantes solitarias que prefieren la autonomía espiritual.

Para quién puede no resonar: Quienes buscan sistemas complejos de correspondencias detalladas, quienes prefieren enfoques más ceremoniales o académicos, quienes se sienten incómodas con referencias a la brujería o lo pagano, quienes necesitan estructura jerárquica en su práctica espiritual.

Mi recomendación final: Si estás viviendo una transición—de ciudad, de trabajo, de identidad, de ciclo vital—sus cartas te sostendrán. Son el abrazo verde que no sabías que necesitabas. Son el recordatorio de que la sabiduría antigua puede vivir en tu balcón urbano. Son la prueba de que la magia es real, cotidiana, accesible. Y sobre todo, son una invitación a volver a casa: a tu cuerpo, a la tierra, a ti misma.

Con amor infinito y gratitud celestial